El manto negro cubrió el cielo,
El callejón oscuro, solo iluminado por mi ilusión
Mientras descendiste como un ángel,
Tus negras alas, lúgubres, tenebrosas,
Enmarcaban tu insuperable y mística belleza,
Me envolviste con tus alas, me sacaste de este mundo,
De este sufrimiento, de este dolor,
Por primera ves sentí felicidad,
Sentí que podía vencer, que mi vida tenia sentido.
Pero de repente te fuiste, sin mirar atrás,
Cruel silueta la de tu bello cuerpo,
Desapareciendo entre la noche,
Dejándome solo, de nuevo sufriendo.
Mis entrañas exhalan dolor,
Zambullidas en un mar de sangre,
ahogado en sueños oscuros,
atrapado entre tus manos.
El oscuro reflejo de mis lagrimas cayendo por mis rostro.
El susurro de las hojas en medio de la noche,
rompiendo el desesperante silencio, gritándome.
Una puntada en mi pecho,
mientras el recuerdo de tus ojos ocupa cada parte de mi mente.
A poco tiempo de la salvación,
La afilada luz que quebrara las venas,
Esperando con la infinita recompensa,
Últimos suspiros, ya siento el calor.
Hoy la herida cicatrizó,
La daga por fin no volverá a penetrar mi carne.
Esa soga no corromper’a mas las venas de mi cuello,
Y es que esa sensación que me rodea, me persigue,
Me hace olvidar todo el sufrimiento recibido.
Hoy salgo de la oscuridad mas desoladora para decirte que te amo,
Y que lo único que quiero es darte todo lo que hay en mi interior,
Hasta agotar la ultima llama de deseo,
Sabiendo que no estas presente.
Nicolás Luque,
LA NARCO-CULTURA
Fa 13 anys
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