Sólo dos partes del atolón sobresalen formando pequeñas islas Cayo Norte y Cayo Centro. En la primera, sin duda de posición mucho más estratégica para la navegación, se encuentra un faro que fue construido hacia fines del siglo XIX para orientar a los barcos y evitar el choque contra el coral. Sabedores de que los capitanes de buques mercantes se guiaban por el faro para conducir a sus naves entre Chinchorro y la costa, los piratas que aún en esos tiempos merodeaban por la zona, solían dirigirse hacia la isla para apagar el faro y reemplazarlo por una linterna montada sobre alguna balsa o barril. El nuevo artefacto era colocado mucho más al poniente que el faro, casi sobre el mar, de manera que al ver la luz y hacer la maniobra para meterse entre el arrecife y la costa, los barcos calcularan mal las distancias y encallaran. Entonces los abordaban y saqueaban. Terminada la operación, apagaban la linterna, volvían a encender el faro y se alejaban con rumbo desconocido. Pero era sólo una treta.
Tiempo después regresaban a Cayo Norte, en cuyo interior tenían un depósito donde almacenaban los productos de sus fechorías. Todavía es factible encontrar restos de aquellos botines.
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