Dentro de la notoria tradición de asesinos en serie de Estados Unidos, mezcla peculiar de crueldad con eficiencia, Gary Leon Ridgway va a ocupar el puesto más destacado. Este pintor de camiones de 54 años de edad se declaró ayer culpable del asesinato de cuarenta y ocho mujeres en los alrededores de Seattle.Esta terrible saga -versión corregida y aumentada del trístemente célebre Jack el Destripador- se prolongó durante los años ochenta cuando el país vivió un continuo sobresalto con el hallazgo de cadáveres de prostitutas estranguladas en las cercanías del río Green.A cambio de esta confesión y su cooperación para localizar los restos de todas sus víctimas, Ridgway logrará ser condenado a cadena perpetua en el Estado de Washington.En su espeluznante declaración judicial, el asesino en serie dominado por un sádico placer ha reconocido que «maté a tantas mujeres que me cuesta acordarme». El criminal tuvo que repetir cuarenta y ocho veces consecutivas la palabra «culpable» para salvar su vida y evitar muy probablemente una inyección letal. Pero, a pesar del acuerdo alcanzado ayer, todavía es posible que este caso se salde con la pena capital en virtud de un par de asesinatos atribuidos a Ridgway en Oregon.
LA NARCO-CULTURA
Fa 13 anys
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